Me decían
que cómo la quería, que algún día la perdería y que se cansaría, pero nadie me dijo
que esto seguiría. Sólo ella, ella era la que más creía (a día de hoy creo que se
lo hacía) en esto, en que fuéramos algo más que todos los demás, en que
me derritiera sólo con abrazarla por detrás, y en que me muriera al escuchar
un: “Si tú te vas”.
Un
día cuando llegué allí donde siempre estaba, me dijeron que se había marchado,
que me había dejado una carta y que no la extrañara. Y me preguntaban por qué
la amaba…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
me interesa tu opinión